El “entre orillas” es algo que me representa. Nací en una provincia que se llama Entre Ríos (Argentina), siempre me gustó viajar, pero lo hice desde los 25 años por motivos ligados al psicoanálisis, por una beca en la bella Segovia y luego el Doctorado interuniversitario que tuve la posibilidad de hacer entre la Universidad Complutense y la Universidad Autónoma de Madrid.

Desde ese momento, desde esa orilla, se inauguró el intercambio con colegas de muchos lugares del mundo, especialmente españoles y latinoamericanos, y ya fui una exiliada permanente, una habitante múltiple entre aquí y allá. El psicoanálisis también es un “entre” nuestras propias orillas, orillos, bordes, un espacio alternativo a las demandas cotidianas y a los modos de hablar frenéticos, a veces enloquecedores de la época actual. Ofrece una escucha atenta que es nada más que un diálogo discreto entre dos, que intenta ser reparo, alojo, alivio, y quizás oportunidad.

Soy posdoctoranda de UNR, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Magíster en Psicoanálisis por la Universidad Nacional de Rosario, Psicóloga y Profesora en Psicología. Profesora regular e investigadora en Universidad Autónoma de Entre Ríos y Universidad Nacional de Rosario. Mis últimas investigaciones versan en torno al psicoanálisis y la época actual, la historia y actualidad de la maternidad y la familia, y los cruces entre arte, literatura y psicoanálisis. Participo como miembro de la Comisión Académica de la Maestría en Clínica Psicoanalítica con niños de UNR. He publicado numerosos artículos y colaborado en capítulos de libros, entre ellos: La conquista de la escritura. Los viajes y la invención del psicoanálisis (Laborde, 2016), Psicoanálisis y época (UNR, 2017), y Cuerperios (2021, Laborde) También he publicado el libro de relatos Maternidad Intratable (2017, Ed. Le Pecore Nere) y la novela La vida breve de Sabanita (2020, Homo Sapiens), entre otras contribuciones en publicaciones colectivas.

Cuando era pequeña, yo quería ser un montón de cosas, con una excepción, médico. Ése era mi padre.

Sin embargo, hoy, soy psicóloga clínica, cuento con mi habilitación sanitaria, y he tomado algo de este padre que aún hoy, admiro. Un sí a eso que dice el paciente, más allá del sentido común.
Un sí que también leemos en Freud y que le permitió avanzar en el saber de su época. Hoy, podemos decir con Foucault, que el de Freud fue otro discurso. Un discurso que hace lazo, que nos vincula, y que, suponiendo un saber, en el psicoanalista y en el inconsciente, lo produce, siempre en ese encuentro.

Hasta aquí la referencia a dos padres y aún falta uno: Yo soy lacaniana.
Elegí a Lacan por varios encuentros contingentes que aún me acompañan, pero lo que fue definitivo fue saber que él adoraba a Marguerite Duras, que se preguntaba “¿cómo sabe?” Bueno, yo también podía asomarme a ese saber. No es una cuestión de letra, aunque las hay, es un ritmo, un vaivén, una melodía e infinitas pausas.

Entonces inicié un recorrido que también tuvo sus idas y venidas, sus dilaciones y paréntesis, y en el que hoy me siento autorizada. Puedo escribir mi propio texto, a partir de fragmentos de textos de otros.

Me licencié en Psicología Clínica en la IE University, en Segovia. Entre los encuentros formativos posteriores destacaría los que me posibilitaron tanto el NUCEP, en Madrid, como el ICdeBa, en Buenos Aires, pero mi recorrido ha sido fundamentalmente clínico.

Han sido 20 años escuchando pacientes, en marcos institucionales, como la Comunidad Terapéutica El Batán, en Ciempozuelos, el Centro Penitenciario Madrid V, en Soto del Real, o el PAR Vallecas, en Madrid. También fui tutora de alumnos en prácticas para la Universidad de Comillas, siempre en estos contextos.

Hará unos 10 años que me decidí por el propio consultorio, quizá por el desgaste que tiene esta clínica tan particular de las instituciones. Entonces colaboré en un equipo interdisciplinar, formado por un endocrino, una nutricionista y yo misma, que continúa.

Ahora, desde Buenos Aires, surge este proyecto que inicia en 2024, Entre Orillas, al tiempo que investigó desde el dispositivo del cartel, dos en la EOL, y un tercero, en la ELP. Las líneas de investigación son el axioma en el fantasma fundamental, la lectura y la interpretación de lo que se escribe, al borde de lo que no se puede escribir, y algunas subjetividades de la época, bajo la nominación trans.

El psicoanálisis ha sido para mí “la Otra puerta”, la de entrada -porque uno siempre está entrando-, a los defectos, a los fantasmas, a escuchar las palabras que no se pueden o no se deben decir, aquellas que uno ignora pero que igualmente se abren paso desde lo más recóndito y oscuro con dirección a la lengua de cada uno.
La experiencia en el dispositivo analítico me ha demostrado que muchas veces hay que cometer el lapsus, el fallido, y poseer la valentía de interrogarlo, para tener el regalo divino de acceder a un saber.

Un análisis es el dispositivo que se nutre de esas palabras que escapan al cúmulo de certidumbres y que acechan, molestan, incomodan, para virar el destino de las mismas y tornarlas en historia. En Freud encontré el testimonio de ese pasaje, el que va de un decir quejoso a la construcción de un relato que de sentido a la vida.
Germán García ha escrito que el bien-decir no es hablar bonito, si no que se trata de velar lo trágico, decir lo cómico y mostrar la verdad del deseo sin hacer la biografía de sus hazañas.
Si partimos de la premisa de que uno vive como habla, y habla desde donde fue hablado, podríamos decir que somos más eso que decimos que lo que somos. Para el que llega al dispositivo nombrando su tedio vital, es decir, ese modo de hablar que lleva en su espíritu la queja, el aburrimiento, el hastío, el fastidio y el cansancio, el análisis se constituye como el trayecto que va de la tragedia a decir lo cómico.
Entonces, ¿con que fin uno emprende este camino? No podría asegurar que sea para salvarnos la vida, pero sí para empezar a tener una.

Soy Psicóloga, recibida en Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Haber obtenido el título tuvo como consecuencia, no la salida de dicha institución, sino más bien la invención de otras entradas. Allí me desempeño actualmente como adscripta de la cátedra “Epistemología de la Psicología y el Psicoanálisis B”. Además, soy miembro organizador de las Jornadas de “Psicoanálisis, Salud y Políticas Públicas” de la Cátedra Libre Oscar Masotta; soy docente y organizadora de la “Diplomatura de Acompañamiento Terapéutico y Salud Mental”; referente en el programa dependiente de la Secretaria Estudiantil: “Referentes de las trayectorias estudiantiles”, actividades todas que se llevan adelante en la mencionada Facultad de Psicología UNR. También, en el año 2021 fui becada por el Consejo Interuniversitario Nacional por mi labor como investigadora.

Siempre me intereso el Arte. Desde muy pequeña mi madre me daba láminas de dibujo para pintar y entrando en la adolescencia fui al conservatorio de Música y Danza de la ciudad en que vivía para bailar. También tocaba la guitarra hasta que más tarde ingrese a la Escuela De Arte Dramático, donde hice mi Licenciatura.

Así fue por mucho tiempo mi camino por la Interpretación Actoral y la Danza, hasta que un día el Psicoanálisis se cruza en mi camino.
Inicie mi análisis y con el tiempo surgió el deseo de estudiarlo.
Algo del Arte leí en el análisis. Tuve la impresión de que no era tan distinto de mi recorrido anterior, que sumaba.

El Psicoanálisis también es arte, también es creación.
A la par se abre el placer de la escritura, algunos poemas y relatos cortos.
Y así se iba tejiendo con diversos hilos  la trenza de mi vida.

Entonces mis comienzos fueron hace ya 30 años con mi análisis personal y  estudiando a Freud en Madrid, aún Lacan estaba lejos.

Lacan quedó como deseo pendiente, hasta que viviendo en Buenos Aires surge la oportunidad de acercarme a sus textos con algunos seminarios de Introducción a Lacan,  hasta entrar  en el ICDEBA (EOL), en Buenos Aires, y en el NUCEP (ELP), en Madrid.

Y así, casi sin darme cuenta, de analizante devine analista.